Roma (Italia). La Comunidad “Maria Ausiliatrice” de Casa Generalicia (RCG), Roma, ha celebrado la Fiesta de los Santos Protomártires salesianos Mons. Luigi Versiglia y de Don Callisto Caravario, invitando a los Salesianos de Don Bosco don Francesco Motto, para una conferencia, y don Giorgio Zazza, para la Celebración Eucarística.

El 24 de febrero de 2022, don Francesco Motto – Doctor en Letras y en Teología, Profesor en la Universidad Pontificia Salesiana (UPS) de Roma y Fundador de la Asociación Amantes de la Historia Salesiana (ACSSA), de la cual es Presidente –  tuvo una conferencia para profundizar la vida y la santidad de Mons. Luigi Versiglia y de Don Callisto Caravario.

Don Francesco no se limitó al dato histórico sino que, con entusiasmo y pasión, ofreció a la Comunidad una reflexión histórico-espiritual, suscitando el deseo de una vida cristiana y religiosa siempre más auténtica. Profundizó las vidas de un Obispo y de un Sacerdote, misioneros mártires – únicos Santos Salesianos, después de Don Bosco y Madre Mazzarello – distintos por la edad –uno nacido en el 1873 y el otro en el 1903 – y por actividad apostólica, pero dotados de la misma pasión misionera.

En Turín-Valdocco, en los inicios del siglo 20, se vivía un clima misionera “formidable”, orientado a la salvación de las almas, al cual Don Rua da impulso con una gran expansión de la Congregación en el mundo. En el 1906 se abre la frontera misionera de la China, soñada por Don Bosco. Además de un ambiente fértil  para las vocaciones misioneras, la capacidad de sufrir y de afrontar las dificultades une a los misioneros del tiempo.

Versiglia y Caravario “queman las etapas” comprometiéndose a adquirir una formación teológica y moral sólida y profunda, y con el ejercicio de virtudes no ordinarias, unidas a la practicidad y a la alegría típica salesiana. “El martirio es sólo  el ‘sombrero’ en una vida vivida como mártir en la experiencia. No sólo mártires porque fueron asesinados, sino porque vivieron una vida fuertemente cristiana en tiempos muy difíciles”, destaca el P. Motto.

Para ambos podemos hablar de un acercamiento religioso a una posible muerte violenta, casi una premonición de su fin. En ellos era tangible, de hecho, una total disposición a la voluntad de Dios, a dar su vida por la misión, y un abandono confiado a la Providencia. Monseñor Versiglia, recibiendo como regalo un cáliz de Turín,  recuerda el sueño de Don Bosco sobre la China, en el que el Santo ve dos cálices llenos de sangre y sudor de sus hijos, y dice: “Que el Señor me haga devolver a mis superiores y a nuestra piadosa sociedad el cáliz que ahora se me ofrece, que se desborda, si no con mi sangre, al menos con mi sudor”.

El día de la ordenación, recibida en China, Don Caravario escribe a la madre: “Ahora no piensas en nada más que orar para que yo pueda ser un sacerdote santo. ¿Será largo o corto el tiempo de mi sacerdocio? No lo sé. Lo importante es que yo haga el bien y que, presentándome al Señor pueda decir que, con su ayuda, he hecho fructificar las gracias que Él me ha dado”.

El 25 de febrero de 1930, el obispo Versiglia y el padre Caravario viajaron juntos para la visita pastoral a la misión de Linchow. Durante el viaje, un grupo de piratas detiene el barco e intenta capturar a las catequistas que están con los misioneros. Ambos se oponen con todas sus fuerzas para defender la integridad física, moral y espiritual de las chicas. Son golpeados y fusilados en el río Lin Chow.

Los dos Protomártires dejan un heroico testimonio a favor de la castidad y de la dignidad de la mujer, por lo que estuvieron prontos a dar la propia vida.

El 25 de febrero de 2022, don Giorgio Zazza, Párroco de la Parroquia Salesiana Santa María de la Esperanza y Ex­­­­-alumno del oratorio de las Hijas de María Auxiliadora, presidió la Celebración Eucarística en el día de la Fiesta. Don Giorgio, a partir de las Lecturas, destacó: “Mirar nuestra vida y nuestros acontecimientos desde el punto de vista de Dios, amplía los horizontes del corazón… Las almas de los justos están en las manos de Dios, esta es la gran verdad”. Mons. Versiglia y Don Caravario “se encontraron testimoniando con sus vidas la preciosidad de la vida, y es sólo dando vida que se genera la vida”.

“Hoy los mártires salesianos recuerdan que seguir dando la vida – en la vida cotidiana, en el servicio silencioso, cuando las cosas no salen como uno quisiera, cuando hay conflictos graves – es la única manera de poder seguir siendo fructíferos, y todo lo que hacemos por amor, se convierte en generador de vida nueva”, concluyó el párroco.

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