Roma (Italia). Al comienzo de la Circular nº 1036, la Madre General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Chiara Cazzuola, recuerda la figura de San José, patrono del Instituto, como una “presencia continua y constante en la vida cotidiana de las primeras comunidades”, cuya devoción recomendaba la Madre Mazzarello, e invita “atesorar las numerosas referencias que encontramos en la Crónohistoria del Instituto, sobre la presencia activa de San José para invocarlo con confianza y esperanza”.

La Meditación aliento de la vida

La meditación está en el centro de la reflexión de la Madre, que debe ser considerada “no sólo como una práctica religiosa, sino como una experiencia privilegiada de nuestra espiritualidad”, que proviene ante todo de una experiencia personal, de un encuentro único y personal con Jesús.

“La comunión con Jesús es el sentido profundo de nuestra vida de mujeres consagradas y de nuestra misión educativa, y si nos separamos de Él, somos como sarmientos cortados de la vid (Jn 15,1-6), que sin savia no pueden dar fruto”.

Basándose en las palabras del Papa Benedicto XVI, advierte contra la tentación, a raíz de la actividad, de no encontrar tiempo para estar con él: “Sería grave, incluso mortal. Te separarías de tu fuente y ya no servirías a tus hermanos”. De las enseñanzas de Santa Teresa de Ávila, en cambio, retoma la naturaleza de la meditación, que consiste en “estar de corazón a corazón con el Señor, dejándose atrapar profundamente por la Palabra, para que haya un verdadero encuentro con Jesús que nos pide formar parte, cada vez más, de nuestra vida“, porque “Donde esté tu tesoro, allí está también tu corazón”.

Como enseñan los santos, “meditar es gozar de una confianza afectuosa con el Señor, es saber ir más allá de nuestros pensamientos y proyectos, para comprender, reconocer y acoger lo que a Él le agrada”.

La Madre también destaca el poder “generador” de la meditación, donde todo lo que se vive se expone “al fuego del Espíritu Santo que ilumina, purifica y cambia el corazón” y de este  encuentro “iluminador y transformador”  nace un resurgimiento espiritual, una experiencia en la que resplandece “la gracia de la unidad que nos permite armonizar los diversos aspectos de la existencia” y nos hace capaces de”de ese sano discernimiento que nos permite tomar decisiones concretas según la voluntad de Dios y en fidelidad al carisma”.

Sobre “cómo” llegar a ver la realidad desde el punto de vista de Dios, cuando tal vez el corazón está apesadumbrado, sugiere las palabras del Papa Francisco: “para contemplar es necesario entrar en nosotros mismos y dejar espacio a Dios“.

Madre Chiara reinterpreta estas primeras indicaciones en clave salesiana: “En la meditación y en la oración, personal y comunitaria, crecemos como apóstoles y discípulos de Jesús; en esta escuela nos formamos en el amor y en la acción por el Reino de Dios, en la comunión fraterna para que los jóvenes puedan encontrar verdaderamente al Señor”.

En el silencio de todo nuestro ser

En el artículo n°39 de las Constituciones del Instituto, la meditación emerge como uno de los puntos fuertes de la espiritualidad de las FMA, un momento indispensable de diálogo interior con Dios. La Madre subraya la importancia de ponerse de acuerdo como comunidad sobre las modalidades y los horarios que puedan conciliarse con la misión (cf. Reglamento, 25).

De Madre Mazzarello extrae la invitación a “estar reunidas en el silencio del corazón”, a crear una relación personal y familiar con el Señor, dirigiéndose a Él también en el propio dialecto, con la certeza de que “el Señor os comprende”.

Su vida maduró en la interioridad y laboriosidad de un  apostolado “intenso pero no dispersivo”, “el arte de la meditación” adquirido a partir de la fuente de la auténtica espiritualidad aprendida de Don Pestarino y Frassinetti, la mirada contemplativa desde la ventana de la Valponasca que “penetra en toda la realidad, especialmente en la compleja realidad humana, en las personas confiadas a su cuidado educativo y materno y se convierte en capacidad de discernimiento” : son expresiones concretas de “ese espíritu de oración típico de la espiritualidad salesiana que, según el Fundador, consiste en vivir la presencia de Dios en la sencillez y también en el cansancio de la vida cotidiana“.

Meditación en Don Bosco

Aunque en su numerosa producción no hay textos específicos sobre la meditación, no faltan indicaciones en los escritos y notas de Don Bosco que revelan su absoluta necesidad, junto con la oración, las jaculatorias y otras prácticas de piedad, como alimento que fortalece la vida de un religioso, que beneficia el corazón, la armonía y la vocación:  “Aunque cada una de estas prácticas por separado no parezca una gran cosa, sin embargo, contribuye eficazmente al gran edificio de nuestra perfección y salvación”.

Por último, Madre Chiara expresa su preocupación y la del Consejo por el descuido en algunas comunidades de la práctica de la meditación – que surgió de los informes de las Visitas Canónicas – a causa de la falta de tiempo, del apremiante trabajo apostólico o de la dificultad para encontrar los caminos correctos: “Me pregunto cómo es posible aceptar que nuestro día esté vacío desde el principio”. Y otra vez: “Estoy convencida de que debemos reservar el mejor momento de nuestro día para Dios”.

A continuación, deja algunas preguntas, que insta a compartir como comunidad, “también como un regalo en preparación a la Fiesta mundial de la Gratitud que celebraremos en Mozambique el 26 de abril“:

¿Estamos perdiendo nuestro encanto por Jesús? ¿Qué ponemos en lugar del encuentro diario con Él? ¿Cómo podemos enseñar a los jóvenes el arte de la meditación si somos las primeras en descuidarlo? Nos preguntamos por qué, como sucede a veces, los jóvenes, después de crecer con nosotras, buscan otras familias religiosas o movimientos espirituales para tener una experiencia profunda de la Palabra de Dios y de la meditación.

Concluye con el deseo pascual de que en todas las FMA “brille la alegría de la Resurrección para ser una ‘luz’ que ilumine el presente y cualquier lugar y situación en la que nos encontremos. Sólo la luz del Resucitado puede abrir destellos de esperanza a toda la familia humana que hoy la necesita urgente y extremamente“.

Anuncia con alegría que el domingo 28 de abril se clausurará la Fase Diocesana de Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios Sor Antonietta Böhm (1907–2008) y anima a “profundizar e invocar la intercesión de Laura Vicuña y de las FMA en el camino hacia los honores de los altares.  Ellas puedan inspirarnos y animarnos en el ejercicio diario de saber combinar acción y la contemplación“.

Por último, desea una santa Pascua a cada FMA, a las familias, a las comunidades educativas, a la Familia Salesiana, a los jóvenes y, de modo especial, al Rector Mayor de los Salesianos, el Cardenal Ángel Fernández Artime, “a quien acompañamos con la oración hacia la Ordenación Episcopal que tendrá lugar el próximo 20 de abril”.

El último pensamiento es por la paz: “Sigamos invocando el don de la paz en todo el mundo y apoyemos con nuestra oración y ofrenda a las comunidades que han sido duramente probadas por la guerra, la violencia, la injusticia y la pobreza”.

Circular n° 1036

2 COMENTARIOS

  1. Grazie Madre Chiara per la sua bellissima Lettera Circolare: VALE ORO. I giovani cercano FMA che profumano di Dio.

  2. Grazie infinite per la bellissima sottolineatura – di Madre Chiara Cazzuola – riguardo la preghiera, meditazione, S. Messa…un gruppetto di FMA mi pare di poterlo dire prende alla leggera quanto ha sottolineato la Madre. GRAZIE!!!

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