Roma (Italia). El 20 de noviembre de 2022 se celebra la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares, mientras a nivel internacional se celebrará en Lisbona, en Portugal, del 1 al 6 de agosto de 2023.

Para la primera celebración de la JMJ del 1986, los Obispos fueron invitados a programar un evento anual para los jóvenes, para tenerse cada domingo de Ramos en las propias Diócesis. A nivel diocesano, del 1986 al 2020 la JMJ se celebró cada año – en la mayor parte de los Países del mundo – en el Domingo de Ramos y desde  2021 se celebra en el Domingo de Cristo Rey. A nivel internacional, se tiene cada dos o tres años en un lugar establecido por el Santo Padre.

La Jornada Mundial de la Juventud es un momento de fuerte espiritualidad, en el que los jóvenes de todo el mundo se reúnen para encontrarse con Cristo – eternamente joven – y pueden aprender de Él cómo ser testimonios del Evangelio para otros jóvenes. Está abierta a todos los jóvenes que quieren participar, junto a los propios coetáneos, a una celebración de fiesta con el centro en Jesucristo, encontrándose con Su Vicario, el Papa.

“María se levantó y fue en seguida” (Lc 1, 39): es el tema 2022 y 2023 del Mensaje de Papa Francisco a los jóvenes, como conclusión del ciclo de tres mensajes que lo han acompañado en el camino entre la JMJ de Panamá 2019 y la JMJ de Lisbona 2023, todos centrados en el verbo levantarse.

El texto del Evangelio escogido está cargado de características juveniles.

María la joven, modelo para los jóvenes de hoy

Prepararse para la misión y asumir las propias responsabilidades con competencia es un aspecto muy importante en la vida de una persona. Ser profesionales en el propio campo y contribuir con las propias capacidades al mejoramiento y el bienestar de la sociedad, la comunidad y el mundo es una fuerte necesidad del momento presente.

María se levantó: indica la disponibilidad en ponerse al servicio de quien está en dificultad. Sus cualidades humanas son un modelo para los jóvenes de hoy. María está atenta, viva, despierta y consciente de que su prima necesita su ayuda. Por esto, decide en seguida irse con Elisabeth.

El Señor invita a los jóvenes de hoy a levantarse, a salir de la propia zona de confort, del letargo del yo y de uno mismo, para pasar a la flexibilidad del “nosotros” y del todo, y llegar en seguida a los menos afortunados de la propia comunidad, de la sociedad y de toda la familia humana.

María fue en seguida

Cuando el ángel Gabriel le comunica el embarazo de Isabel, María, como joven adulta, hace lo que la mayoría de las mujeres habrían hecho. Va rápidamente, pensando que encontrarse y estar con Elizabeth embarazada la haría más fuerte espiritual y emocionalmente. No pierde tiempo y se pone en marcha apresuradamente, para ver por sí misma lo que el Ángel le ha dicho. Compartir la espera con Elizabeth fortalecerá su fe en Dios.

Así que rápidamente dice toda su solicitud, interés, entusiasmo, la actitud cariñosa de una prima. Con su amor gratuito, la cercanía, la apertura a la vida, María genera una nueva esperanza en la prima Elisabeth. Ella presta su servicio fiel a la prima Elisabeth, ya avanzada en edad, pero hecha por Dios capaz de generar nueva vida. Toda la experiencia se caracteriza por una sensación de inquietud y alegría.

Hacia la región montañosa, en una ciudad de Judá

La expresión indica un viaje largo, solitario y difícil; esto dice el coraje, la determinación y el espíritu audaz de María, su disponibilidad a afrontar las dificultades, los desafíos, a correr riesgos, para ser de ayuda a los otros en el momento de necesidad. María pone a los otros en el primer puesto, antes que a sí misma.

Dios invita a los jóvenes de hoy a acoger las sorpresas del Señor con fe, con coraje y fuerza de ánimo, recorriendo a veces un camino solitario, difícil, lleno de riesgos, en la certeza de que el Señor lo ha trazado para cada uno/a. María de Nazareth, la joven, lo ha  hecho, e indica el camino a todos los jóvenes de hoy para que a su vez.la sigan

El Papa Francisco subraya continuamente la importancia de las relaciones fraternas entre jóvenes y ancianos, de reciprocidad, porque entre ellos tienen mucho que darse y que recibir.

En el caso de María y Elisabeth, la fraternidad es recíproca, hace vibrar aquel vínculo de vida y de comprensión entre ellas, en cuanto entrambas han recibido una especial bendición/favor de Dios, y han estado encargadas de una misión particular.

El encuentro entre María y Elisabeth, es una invitación para todos, jóvenes y menos jóvenes, a construir aquella misma relación fraterna y a mirar al futuro con esperanza y responsabilidad, para cultivar siempre más una vida de servicio y de gracia como la de María y una experiencia de vida madura como la de Elisabeth creyendo, como ellas, que Dios habla y, según su Palabra, actúa siempre.

La celebración de la Jornada Mundial de la Juventud es una ocasión única para profundizar la propia fe y acercarse a Cristo, a través de la plegaria y los sacramentos, junto a otros jóvenes que comparten las mismas pasiones y deseos. Es una oportunidad para experimentar personalmente la universalidad de la Iglesia católica y para compartir con el mundo entero las esperanzas de muchos jóvenes.

Cuando se tiene a Cristo, no se puede tener para sí: hace falta compartir esta alegría con los otros. Es lo que hizo María y es la invitación a los jóvenes a testimoniar y anunciar a Cristo en la vida cotidiana.

En el sitio del Dicasterio de los Laicos, la Familia y la Vida se pueden descargar Orientsciones pastorales para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares.