Roma (Italia). Don Bosco y su carisma no son un patrimonio solo de la Familia Salesiana, sino de la humanidad entera. Con motivo de la festividad de San Juan Bosco, el 31 de enero de 2018 han sido numerosos los homenajes tributados al Santo de los Jóvenes de parte de personas de todas las realidades y contextos.

Entre todos ellos, destacamos las palabras del Papa Francisco al término de la audiencia general de los miércoles, y del Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella.

Después de haber guiado la catequesis sobre el diálogo entre Dios y su pueblo, el Santo Padre ha citado a Don Bosco y lo ha presentado como modelo para diversas categorías sociales: “Hoy recordamos a San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud. Queridos jóvenes, miradlo como al educador ejemplar. Vosotros, queridos enfermos, seguid su ejemplo y confiad siempre en Cristo crucificado. Y vosotros, queridos nuevos esposos, recurrid a su intercesión para asumir con generoso compromiso vuestra misión conyugal.”

El Presidente Mattarella ha dedicado un largo comunicado a la figura de Don Bosco, con motivo del 130º aniversario de su muerte:

“Se cumple hoy el 130º aniversario de la muerte de Juan Bosco, sacerdote fundador de los Salesianos y de las Hijas de María Auxiliadora, educador que la sociedad italiana ha podido admirar por la atención a los jóvenes, por la pasión, por el compromiso en la ayuda a tantas personas en condiciones de degradante pobreza y marginación.

Los humildes orígenes fueron, en Don Bosco, una raíz de la cual sacó permanente orientación para su vida. Su inteligencia, sus dotes de sociabilidad, sus grandes capacidades organizativas, inspiradas en el testimonio evangélico, se volcaron en la realización de obras que han llegado a un gran número de muchachos, de niños trabajadores, de adolescentes, ofreciendo sus espacios preciosos de acogida, instrucción, formación, solidaridad, crecimiento individual y comunitario. Supo hacer propia la cuestión social y construir espacos crecientes de ciudadanía.

En muchas partes de Italia y del mundo la huella de Don Bosco, y de las congregaciones promovidas por él, está aún muy viva. Muchos italianos deben a los Salesianos un poco de su cultura, de su formación de ciudadanos. La continuidad de las obras de Don Bosco representa una contribución a la cohesión y al progreso social, valores que enriquecen un país, y ayudan a la comunidad entera a afrontar los retos de los tiempos.”

(ANS)

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