Roma (Italia). El 30 de septiembre en Roma, en la Plaza de San Pedro, durante el Consistorio Público Ordinario, el Papa Francisco creó 21 nuevos Cardenales, entre ellos el Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco, Don Ángel Fernández Artime. (Vídeo)

En este día de celebración y de gran alegría para la Iglesia y para toda la Familia Salesiana, entre los aproximadamente 12 mil fieles, estuvieron presentes en la Plaza numerosas Hijas de María Auxiliadora, entre ellas la Vicaria General, Sor María del Rosario García Ribas y algunas Consejeras generales, la Madre emérita, Sor Yvonne Reungoat, la Vicaria inspectorial y una representante de la Inspectoría María Auxiliadora (SPA), la Vicepresidenta de la Confederación Mundial Mornese de Exalumnas FMA y numerosas Exalumnas, diversos representantes de los Grupos FS, jóvenes, peregrinos de España y del mundo.

En el discurso de homenaje y gratitud, uno de los nuevos cardenales se dirigió al Santo Padre de la siguiente manera: “Te damos gracias porque la elección que has hecho nos permite estar cada vez más al servicio de la misión de anunciar con alegría el mensaje del Evangelio. (…) Santo Padre, usted ha querido celebrar este consistorio público antes de inaugurar el Sínodo sobre la sinodalidad. Estar en una Iglesia sinodal que sabe escuchar a todos es el camino no sólo para vivir personalmente la fe, sino también para crecer en la verdadera fraternidad cristiana”.

El Papa Francisco, comentando la lectura del pasaje de Pentecostés de los Hechos de los Apóstoles, dijo:

“Pentecostés – como el Bautismo de cada uno de nosotros– no es un hecho del pasado, es un acto creativo que Dios renueva continuamente. La Iglesia -y cada uno de sus miembros- vive de este misterio siempre presente. La Iglesia, y todo bautizado, vive en el hoy de Dios, por la acción del Espíritu Santo. Incluso el acto que estamos realizando aquí ahora tiene sentido si lo vivimos en esta perspectiva de fe. Y hoy, a la luz de la Palabra, podemos captar esta realidad: vosotros, nuevos Cardenales, habéis venido de diferentes partes del mundo y el mismo Espíritu que fecundó la evangelización de vuestros pueblos renueva ahora en vosotros vuestra vocación y misión en la Iglesia y para la iglesia”.

Después expresó su mensaje a los nuevos Cardenales con una imagen: “el Colegio Cardenalicio está llamado a asemejarse a una orquesta sinfónica, que representa la sinfonía y la sinodalidad de la Iglesia. Digo también ‘sinodalidad’, no sólo porque estamos en vísperas de la primera Asamblea del Sínodo que tiene precisamente este tema, sino porque me parece que la metáfora de la orquesta puede iluminar bien el carácter sinodal de la Iglesia”. Una sinfonía en la que cada instrumento, en su necesaria e indispensable diversidad, “da su contribución, a veces solo, a veces combinado con otro, a veces con todo el conjunto”, en la que todos deben, sin embargo, “contribuir al diseño común”. Y por eso la escucha mutua es fundamental”.

Posteriormente, el Pontífice pronunció la fórmula oficial para la creación de los 21 nuevos Cardenales y hubo gran emoción al ver acercarse y arrodillarse ante él a don Ángel Fernández Artime, para la imposición de solidera, birreta y anillo cardenalicio, con la asignación de la Diaconía de la iglesia salesiana de Santa María Auxiliadora en Via Tuscolana en Roma.

“Basta tibi gratia mea” (Te basta mi gracia, 2 Cor 12,9), es el lema elegido por don Ángel. En el escudo, dentro del escudo central, se reconocen los símbolos salesianos: la figura de Jesús Buen Pastor, inspirador de la espiritualidad salesiana; el monograma MA, coronado por una corona, en homenaje a María Auxiliadora; el ancla, presente también en el escudo de la Congregación, símbolo de la virtud teologal de la esperanza, así como de sus orígenes como hijo de un pescador del mar de España. (ver infoANS)

El domingo 1 de octubre, en la Basílica Salesiana del Sagrado Corazón de Roma, celebró su primera Misa como Cardenal, concelebrada por un nutrido grupo de hermanos, cuatro Obispos, numerosos Inspectores y Superiores salesianos de todo el mundo, del Rector Mayor Emérito, Don Pascual Chávez Villanueva, miembros del Consejo General. Estuvo rodeado de familiares, representantes de diversos grupos de la Familia Salesiana, entre ellos numerosas Hijas de María Auxiliadora, embajadores, autoridades militares y civiles, peregrinos de Luanco, España, su país natal, jóvenes y simpatizantes de la obra salesiana. (Vídeo)

En el saludo introductorio a Su Eminencia, Don Stefano Martoglio, Vicario del Rector Mayor, enumeró tres cosas “que nos dicen que lo que experimentamos es más grande que nosotros: el asombro de la acción de Dios, imprevista e impredecible. (…) Este es un signo espléndido de la bondad de Dios para ti como persona, y en ti, y para ti, también para la Congregación y la Familia Salesiana. Nuestra emoción, nuestro afecto se alimenta del asombro ante la acción de Dios”.

La segunda es la “creación a Cardenal”: “Es una nueva página de la vida, que el Señor te pide a través del Santo Padre, que hoy celebramos con alegría y afecto, que comienza aquí y que te llevará a donde el Señor querrá. Esta creación te pide renunciar a muchas cosas, pero te llena de la presencia de Dios, para que en este don y servicio, con tu humanidad profunda y auténtica, puedas llevar siempre el gran sentido de la Iglesia, de su universalidad, de amor al Papa, a los pobres y de la centralidad de la educación”.

El tercer sentimiento es la confianza: “Me atrevo a comparar esta Misa con la de Don Bosco en este altar. Y este enfoque es confianza: en tu persona, en lo que eres para cada uno de nosotros y en lo que serás, en lo que Dios es en tu vida, que te pide y te pedirá. La confianza que es la centralidad de la presencia de Dios, tu lema… Que la Palabra de Cristo te sostenga, ‘Sígueme’, y no te preocupes por lo demás”.

En la homilía, el Cardenal Artime, después de agradecer a la familia por su participación, comenzó diciendo: “Dios ama las sorpresas” y continuó “el camino se revelará para todos nosotros. Una cosa importante hemos aprendido de la vida de Don Bosco que dijo: ‘Nada nos turbe y confiemos en la Providencia de Dios’”.

Después recordó un episodio de la vida del Santo Fundador: la ordenación episcopal de Giovanni Cagliero, uno de sus muchachos, el primer Obispo salesiano, descrito como “uno de los días más hermosos de la vida de Don Bosco”, en el que dijo: “Siempre veo más el futuro glorioso que le espera a nuestra sociedad, la extensión que tendrá y el bien que podrá realizar”.

Comentando la Palabra de Dios, en particular la Carta a los Filipenses (Fil 2, 1-11), se expresó así: “Cuán difícil es la palabra de San Pablo: quien quiera ser verdaderamente superior debe ser el primero en servir”.  Hablando de humildad dijo: “Creo firmemente que una de nuestras humildes contribuciones como hijos de Don Bosco a la Iglesia es seguir testimoniando que queremos vivir con sencillez, con humildad junto a todos. Haré todo lo que pueda para vivirlo con sencillez”.

Continuó diciendo: “Nuestro servicio – como Pastores de la Iglesia y también como Cardenales – no es un honor, es ante todo un servicio de comunión con el Papa. Don Bosco nos enseñó a decir siempre ‘Viva el Papa’. Nosotros la Familia Salesiana y los Salesianos en el mundo estamos y estaremos siempre con el Papa. (…) Y creo que es un gran segundo aporte que debemos dar a la Iglesia. (…) Servicio al Papa, a la Iglesia y a la gente”.

Recordando finalmente la importancia de la presencia de María en los episodios fundamentales de la vida de Don Bosco y la frase del sueño de los nueve años – “a su tiempo todo lo entenderás” – que le fue revelada íntegramente precisamente durante la celebración en la altar de María Auxiliadora de esta iglesia el 17 de mayo de 1887, siete meses antes de su muerte, finalizó con estas palabras: “ Vivo una realidad que no comprendo, pero me encomiendo al Señor y a Nuestra Señora, y seguro que nos ayudarán a comprender lo que estamos viviendo. Invito a todos a ponernos en manos del Señor y de su Madre”.

La mañana de celebración concluyó con fotos de grupo y un encuentro sencillo y espontáneo con el nuevo cardenal salesiano, acompañado de los cantos alegres de los jóvenes del coro.

Altre foto: FlickrANS

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