Roma (Italia). El 24 de enero de 2023, en la memoria litúrgica de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y de los comunicadores, el Papa Francisco da a conocer el Mensaje para la 57ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (JMCS), que este año se celebra, en muchos Países, el 21 de mayo:

Hablar con el corazón. “Según la verdad en la caridad” (Ef 4,15)

El Mensaje se sitúa en continuidad con los precedentes – en los cuales el Santo Padre había puesto el acento en los verbos “ir y ver” y “escuchar” como condición para una buena comunicación – y ahora desea detenerse en el “hablar con el corazón”, porque: “Es el corazón lo que nos ha movido a ir, ver y escuchar y es el corazón lo que nos mueve a una comunicación abierta y acogedora”.

Visto que “la boca expresa lo que sobreabunda en el corazón (Cf Lc 6,44)”, una comunicación “según la verdad en la caridad” – observa el Papa – es fruto de un corazón purificado, que permite ver más allá de la apariencia y ayuda a discernir en la complejidad del mundo cotidiano. Por esto: La llamada a hablar con el corazón interpela radicalmente en nuestro tiempo, tan propenso a la indiferencia y a la indignación, a veces incluso sobre la base de la desinformación, que falsifica e instrumentaliza la verdad”.

Comunicar cordialmente

Los que hablan desde el corazón aman al otro, lo tienen “en el corazón”, custodian su libertad, con un estilo que se propone y no se impone, como el del misterioso Caminante al acompañar con respeto, en su dolor, el camino de los discípulos que se dirigen a Emaús. Desde esta comunicación “corazón a corazón” llegan a “exclamar con alegría  que el corazón les ardía en el pecho” mientras Él conversaba con ellos.

El Mensaje no se dirigía exclusivamente a los agentes de la información: el compromiso para una comunicación “desde el corazón y desde los brazos abiertos” es responsabilidad de cada uno. “Todos estamos llamados a buscar y a decir la verdad y a hacerlo con caridad”, particularmente como cristianos, exhortados a guardar la lengua del mal (cfr Sal 34,14) y a proferir más bien palabras que edifiquen  y  beneficien a los que escuchan.

Un “hablar amable”, que sabe abrir una brecha incluso en los corazones más endurecidos, como el de Lucia de los Promessi Sposi que “habla desde el corazón” a los Innombrados, siempre que “cedan al suave poder del amor”, puede ser “un antídoto contra la crueldad”. De esto, evidencia el Papa, hay necesidad sobre todo en el ámbito de los medios, “para que la comunicación no fomente un odio que exaspere, genere ira y lleve a la confrontación, sino que ayude a las personas a reflexionar con calma, a descifrar, con espíritu crítico y siempre respetuoso, la realidad en la que viven”.

La comunicación de corazón a corazón

Ejemplo ilustre y maestro del “hablar con el corazón” es San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia, a quien el Santo Padre ha dedicado recientemente la Carta Apostólica Totum amoris est a los 400 años de su muerte, y del cual precisamente en 2023 se cumple el centenario de su proclamación como patrono de los periodistas católicos por parte de Pio XI, con la Encíclica Rerum omnium perturbationem.

“Brillante intelecto, escritor fructífero, teólogo de gran profundidad”: dotes que unidas a la “actitud mansa, humanidad, disposición a dialogar pacientemente con todos”, hacen del Obispo de Ginebra “un testimonio extraordinario del amor misericordioso de Dios”, tanto que “una de sus afirmaciones más célebres, “el corazón habla al corazón”, ha inspirado a generaciones de fieles, entre los cuales San John Henry Newman, convencido de que “Basta amar bien para decir bien”.

“Amar bien” es lo que permite a Francisco de Sales comunicar con el sordomudo Martino – tanto que es recordado también como protector de las personas con discapacidades comunicativas – y es el “criterio del amor” con el que nos recuerda que “somos lo que comunicamos”. A menudo no es así en las redes sociales, en las que se nos presenta como se desea ser, no como se es. Los reportajes de hoy deberían también suscitar una lectura “sumamente plácida, instructiva y estimulante”, como observa San Pablo VI respecto a los escritos difundidos en gran número, según la conocida intuición “periodística” del Santo. El Papa Francisco espera que los trabajadores de la comunicación “puedan sentirse inspirados por este santo de la ternura, buscando y  contando la verdad con coraje y libertad, pero rechazando la tentación de utilizar expresiones llamativas y agresivas”.

 Hablar con el corazón en el proceso sinodal

En el proceso sinodal en curso, destaca nuevamente la necesidad, fuerte también en la Iglesia, de escuchar y de escucharse recíprocamente, como don precioso y generativo. La necesidad “de una comunicación que encienda los corazones, que sea bálsamo para las heridas y dé luz sobre el camino de los hermanos y de las hermanas”. Y expresa su sueño:

 “Sueño una comunicación eclesial que sepa dejarse guiar por el Espíritu Santo, gentil y al mismo tiempo profética, que sepa encontrar nuevas formas y modalidades para el maravilloso anuncio que está llamada a llevar en el tercer milenio. Una comunicación que ponga en el centro la relación con Dios y con el prójimo, especialmente el más necesitado, y que sepa encender el fuego de la fe más que preservar las cenizas de una identidad autoreferencial (…) che no separe nunca la verdad de la caridad”.

Promover un lenguaje de paz

Del contexto de conflicto global emerge con fuerza la urgencia de hablar con el corazón para promover una cultura de paz, de afirmar una comunicación no hostil: “Tenemos necesidad de comunicadores dispuestos a dialogar, implicados en favorecer un desarme integral y comprometidos a desmontar la psicosis bélica que se anida en nuestros corazones”. La referencia está en la Encílica Pacem in terris, a los 60 años de su publicación cuando, como hoy, se vivía “una hora oscura” en la que se temía una escalada de la guerra y San Juan 23 dijo: “La verdadera paz sólo se puede construir en la confianza mutua” (n. 61). “Una confianza que necesita comunicadores que no estén atrincherados, sino audaces y creativos, dispuestos a asumir riesgos para hallar un terreno común donde encontrarse”, completa el Papa Francisco.

Como cristianos está aún más claro que en el corazón del hombre, gracias a su conversión, se decide el destino de la paz. Del corazón brotan las palabras justas para disipar las sombras de un mundo cerrado y dividido y construir una civilización mejor que la recibida.

Concluyendo el Mensaje, el Pontífice apela al esfuerzo de cada uno/a, pero sobre todo a la responsabilidad de los agentes de la comunicación, e invoca la ayuda del Señor para “hacer nuestra comunicación libre, limpia y cordial”, “desarmar la hostilidad que divide”, “decir la verdad en la caridad” y “sentirse guardianes los unos de los otros”.

Mensaje para la 57ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

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