Roma (Italia) El 27 de enero de 2020 se celebra en todo el mundo el Día de la Memoria para recordar la liberación del campo de concentración de Auschwitz, en Alemania, que tuvo lugar el mismo día en 1945. Este año en particular, como ha recordado el Papa Francisco en el Angelus del 26 de enero, marca el 75º aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. “Frente a esta gran tragedia, a esta atrocidad, no es admisible la indiferencia y es imprescindible la memoria”.

En el Día de la Memoria es importante no sólo “no olvidar”, sino re-cordar, es decir, traer a la mente y al corazón esos momentos que, en la tragedia que Europa vivió, para muchos judíos se convirtieron en expresiones de gratitud por la caridad recibida de quienes tuvieron el valor de no ponerse del lado del mal y de ofrecer, además de un refugio, la salvación de la muerte segura.

Numerosos son los Institutos Religiosos que escondieron en sus ambientes a centenares de judíos, exponiéndose a su vez al riesgo de denuncia y de encarcelamiento. Entre éstos, las Hijas de María Auxiliadora de las Comunidades de Roma de la Inspectoría San Juan Bosco (IRO), como lo demuestran los testimonios escritos y orales de las FMA del tiempo y la Crónica de algunas Casas.

De la Crónica de la casa S. Cecilia, Via Ginori, 10 –  1º enero 1944:

“Se inicia el año 1944 con el corazón encogido por la angustia producida por las actuales condiciones de guerra, que se han vuelto ahora muy penosas por las amenazas de cada día y por el grave peligro que tenemos ante nosotros por los continuos bombardeos. Por tanto, en torno a nosotros hay dolor y llanto, a todos se pide ayuda y socorro. Las Veneradísimas Superioras, con aquel amplio sentido de caridad que las distingue, nos transmiten su palabra de orden: ”Ayudar tanto como se pueda, ayudar a todos!”. De hecho, el alba del nuevo año encuentra nuestra casa llena de enfermos. Son niños huérfanos, dañados o desplazados que unos corazones piadosos han recogido entre los escombros; son familias que escaparon del peligro y permanecieron en la acera; son perseguidos y buscados. Todos están conmovidos por la caridad de nuestro Señor que han encontrado, y tienen plena y serena confianza de que en la casa de Dios encontrarán la seguridad y la paz.(G. Loparco,  “Rivista di Storia della Chiesa in Italia” 1-2004, V&P Università).

Ringraziamento Comunità Ebraica a Casa FMA via Dalmazia Roma

En Roma, en la Casa Generalicia de las FMA se conserva una bandeja de plata ofrecida al Instituto de las FMA de Via Ginori 10,  con la inscripción: “En el cincuentenario de la deportación de los judíos de Roma la familia Funaro agradece a las religiosas de las Hermanas Salesianas Hijas de María Auxiliadora y Don Bosco que con caridad cristiana permitieron la supervivencia de Alberto, Costanza y Graziella, escondiéndolos clandestinamente y salvándolos del odio nazifascista.” 16.10.43 – 16.10.93

El recuerdo permanece vivo también entre las paredes de la Casa Gesú Nazareno de Roma, donde se guarda un recuerdo de la gratitud de la Comunidad Hebrea de Roma a la Comunidad religiosa que hospedó a muchos judíos con esta motivación: “Cualquiera que salve una vida es como si hubiera salvado al mundo entero.” (Sanedrìn IV, 5).

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